jueves, 9 de mayo de 2013

Caso AG



Historia de Garage – AG Cronista del 9 de MAYO   2013
Cuando los resortes de suspensión pueden hacer rebotar el negocio
09-05-13 00:00 La empresa de la familia Gómez perdió mercados internacionales por falta de competitividad y hoy opera al 35% de su capacidad. Sin embargo, con una facturación de $ 26 millones, tiene el 60% del share local y apuesta al crecimiento del parque automotor para redoblar la apuesta.
Aniceto Gómez producía resortes para lapiceras y máquinas de coser hasta que notó que, si fabricaba resortes más grandes, quizás podía aliviar más rápido el peso de la deuda que lo aquejaba. En la década de los ‘60, AG daba los primeros pasos en el abastecimiento de resortes de suspensión para el mercado de reposición de automóviles. Hoy, la empresa bautizada con las inciales de su fundador, dirigida por integrantes de la segunda y tercera generación, produce 35.000 resortes por mes y factura $ 26 millones. Este año, proyecta aumentar sus ventas en sintonía con la inflación y alcanzar los $ 30 millones.
Marcelo Gómez, hijo de Aniceto y vicepresidente de la empresa, que tiene un 60% del mercado argentino de reposición, describe los negocios de la firma: “Hay tres divisiones: Confort, como reemplazo del resorte original; Heavy, para reforzar la suspensión en autos con equipos de gas o camionetas con usos que necesitan un resorte reforzado, y Deportiva (kit performance, sport, rally), que representa un 20% de la facturación”.
Los principales clientes locales son los distribuidores de repuestos. “Creamos la cadena de AG, Tuning Center, para comercializar los productos del kit performance. Tenemos ocho talleres asociados capacitados para instalar este tipo de suspensión y pensamos sumar nuevos en el interior del país”, adelanta el empresario.
En la planta, que el grupo inauguró en 1993, ingresan barras de acero de hasta cinco metros de largo y, en cuestión de segundos, quedan reducidas a menos de un metro con la forma casi definitiva de los resortes que luego forman parte de la suspensión de automóviles.
Cambio de juego
En 1990, la Argentina participó por primera vez de la mayor exposición del sector en Frankfurt, Alemania, y AG formó parte de la comitiva. “La feria nos abrió los ojos, y decidimos reemplazar la planta de la Ciudad de Buenos Aires por una nueva en San Martín, con mayor tecnología”, dice el vicepresidente.
Eran los tiempos en que la firma comenzaba a expandirse internacionalmente (ver recuadro). Gómez recuerda con nostalgia 2007. “Fue el mejor año de nuestra carrera exportadora. Ese año, vendimos el 60% de la producción en el exterior y operábamos a tres turnos con 90 empleados”.
Juan Manuel Rosello, único nieto del fundador que trabaja en la empresa, lo corrige y señala que 2006 fue aún mejor, no sólo con buen nivel de ventas y exportaciones, sino también con buenos resultados por el nivel de competitividad.
No obstante, por la suba de costos, la competitividad externa perdió terreno a partir de 2008. Crisis del campo, el crash financiero en Nueva York, un 2009 duro y una sobre oferta de productos por la caída de la demanda en todo el mundo son sólo algunos factores que enumera Rosello, ingeniero y responsable del planeamiento de producción de la planta que hoy opera a un turno con 50 personas.
Un ejemplo claro son las ventas a Polonia. En 2007, AG fue el principal exportador argentino de productos elaborados a ese país con el 90% de los envíos. Sin embargo, tuvo que ceder su participación porque la empresa perdió competitividad.
Hoy, AG opera al 35% de su capacidad y sólo exporta productos más sofisticados, como resortes deportivos o de competición, a mercados que aún pueden pagar el precio, como Egipto, que, a su vez, deja un margen de ganancia a la empresa familiar.
Pero la pérdida de competitividad en los mercados internacionales no implica una batalla perdida sino una alerta para un cambio de estrategia. En el mercado doméstico, y a corto plazo, la empresa corre con ventaja, y no por tener buena suspensión, sino porque, al operar en el sector de reposición, puede prever cuánto puede llegar a vender a partir de las ventas de 0 km que se concretaron cinco años antes. “Ese es el plazo promedio que pasa hasta que los autos necesitan renovar sus resortes de suspensión”, dice Gómez. De hecho, según la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara), en el mercado local se vendieron más de 4 millones de autos nuevos en los últimos seis años.
Lidia Gómez es la responsable de Administración e ingresó a la empresa hace 20 años, cuando su hermano le propuso sumarse a lo que, en un futuro, sería su firma en partes iguales. Juan Manuel, su hijo, asegura que el mercado local está estable y espera que continúe así el resto del año.
Marcelo asegura que la firma crece con la reinversión de utilidades. Con un guiño, Aniceto concluye que no planea aumentar el tamaño de los resortes que produce porque ya no lo aquejan las deudas.
Facundo Sonatti
Ficha
* Fundación: 1958
* Empleados: 50
* Facturación 2012: $ 26 millones
* Producción 2012: 420.000 resortes

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