sábado, 3 de agosto de 2013

AplicacióN: "Competitividad Sistémica"

De actualidad:

extraído de  http://www.eleconomista.com.ar/?p=5949


Competitividad sistémica
En este marco, la teoría económica es bien clara. El tipo de cambio real brinda competitividad y/o protección no sustentable y de corto plazo, es decir, una clase de competitividad que puede rápidamente evaporarse tan sólo con un cambio de política cambiaria, monetaria o fiscal en nuestros competidores y/o socios comerciales. En este marco, la teoría económica recomienda que los países apunten a mejorar su competitividad sistémica, que es totalmente independiente del tipo de cambio real. A diferencia de la competitividad (protección) por tipo de cambio, la competitividad sistémica no depende de variables internacionales fuera de nuestro control, es decir, no se encuentra expuesta a las decisiones en otras economías.
Por el contrario, la competitividad sistémica depende de la calidad de nuestras políticas de largo plazo. La competitividad sistémica es la competitividad “de verdad” y por eso es sustentable y perdura en el largo plazo. La competitividad sistémica tiene en cuenta la calidad de las instituciones, de la infraestructura, el ambientemacroeconómico, la salud y educación primaria, la educación superior y el entrenamiento, la eficiencia del mercado de bienes, la eficiencia del mercado laboral, el desarrollo del mercado financiero, la preparación tecnológica, la sofisticación de los negocios y el grado de innovación.

El país vs. la región
¿Dónde se encuentra la Argentina en términos de competitividad sistémica tanto a nivel regional cómo mundial? De acuerdo con el relevamiento del Foro Económico Mundial, en materia de competitividad sistémica el país ocupa el puesto 94 de 144 países relevados. En la región sudamericana, la Argentina (94º) ocupa el séptimo lugar detrás de Chile (33º), Brasil (48º), Méjico (53º), Perú (61º), Colombia (69º) y Uruguay (74º).
La Argentina no sólo se ubica en el puesto 94º a nivel mundial y séptima puesto a nivel regional, sino que es el peor país de la región en cada uno de los tres subíndices que conforman el índice de competitividad sistémica. En requerimientos básicos, ítem más importante dentro de la competitividad sistémica, la Argentina en la región está última “cómoda”, ocupando el puesto 96º a nivel mundial.
Es más, al abrir requerimientos básicos, encontramos que la calidad de las instituciones argentinas es por lejos la peor de los siete países evaluados en la región. Mientras que nuestras instituciones ocupan el puesto 138º a nivel mundial, las instituciones de Chile (28º), Uruguay (36º) y Brasil (79º) obtienen un posicionamiento mucho mejor. Es más, las instituciones de Méjico (92º), Perú (104º) y Colombia (109º) también obtienen una mejor calificación que nuestras instituciones.

Al mismo tiempo, en ambiente macroeconómico, la Argentina (94º) también ocupa el peor puesto de los siete países evaluados en la región, muy por detrás de Chile (14º), Perú (21º), Colombia (34º), Méjico (40º), Brasil (62º) y Uruguay (63º). En materia de infraestructura, la Argentina ocupa el puesto 86º a nivel mundial, lo cual la ubica quinta a nivel regional por delante de Perú (89º) y Colombia (92º), pero detrás de Chile (45º), Uruguay (49º), México (68º) y Brasil (70º). La Argentina sólo está bien en salud y educación primaria, en dónde está 59º a nivel global y segunda en la región, sólo detrás de Uruguay (50º) pero por delante de México (68º), Chile (74º), Colombia (85º), Brasil (88º) y Perú (91º).

La foto de la competitividad sistémica argentina no es buena, pero la película es aún peor. Mientras que los países de la región han aprovechado los últimos ocho años de excepcional bonanza internacional para mejorar su competitividad sistémica, la competitividad argentina empeora año tras año. En los últimos dos años, la Argentina perdió siete lugares el ranking de competitividad sistémica mundial mientras que Chile (3), México (13), Perú (12), Brasil (10), Paraguay (4) y Bolivia (4) mejoraron varias posiciones. De hecho, en la actualidad, la competitividad sistémica de la Argentina (94º) se encuentra mucho más cerca de Paraguay (116º) y Bolivia (104º) que de Chile, Brasil, Perú, Colombia o Uruguay (74º).

En definitiva, el problema de la Argentina es que tiene una muy baja competitividad, y que se ubica por debajo de la de sus socios y competidores de la región. Justamente, la macroeconomía de nuestros países vecinos puede convivir y funcionar “bien” con tipos de cambio reales más bajos quela Argentina, porque sus economías presentan una competitividad sistémica mayor que la que tiene nuestro país. Además, esta mayor competitividad sistémica se traduce generalmente en más inversión, mayor creación de puestos de trabajo, más baja tasa de desempleo y crecimiento económico menos volátil y más sustentable.

Dejemos de pensar en devaluar. Dejemos de pensar que el tipo de cambio puede solucionar todos los problemas. La teoría y la evidencia empírica demuestran lo contrario. No tapemos los problemas con el tipo de cambio. Hay que trabajar en infraestructura económica, en la calidad de instituciones y las políticas económicas. Hay que atacar los problemas de fondo de nuestra economía. Hay que mejorar la competitividad sistémica.

1 comentario:

  1. Se agradece el artículo, me parece que nos da una idea de dónde y cómo estamos ubicados en el mundo y que resultados trae. A tener en cuenta al momento de tomar decisiones. Saludos!

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