BMW i: apuesta completa por la movilidad sostenible
IZQ: BMW i8 DER: BMW i3
- La planta para fabricar los i3 e i8 consume la mitad de energía que el resto
- El 95% de las piezas utilizadas en el i3 son reciclables
- Toda la electricidad necesaria para la producción está libre de CO2
- El BMW i3 pesa entre 250 y 350 kilos menos que modelos equivalentes
Hace sólo cinco años BMW decidió crear una nueva división con el
objetivo de buscar soluciones de movilidad sostenibles, principalmente
para las grandes ciudades, donde los problemas medioambientales se
agravan a pasos agigantados.
Nacía así BMW i, un programa que no supone únicamente la implantación de coches eléctricos a gran escala, sino que va mucho más allá, al tener también como criterio prioritario lograr un proceso de producción lo más limpio posible en lo que se refiere a la utilización de los recursos energéticos.
A finales de este año se iniciará la comercialización del BMW i3, un modelo de propulsión eléctrica revolucionario , fabricado con materiales muy ligeros y pensado para cubrir las necesidades diarias de la inmensa mayoría de la población que vive y trabaja entorno a un núcleo urbano. La estructura de la carrocería, lo que llaman módulo Life, es de plástico reforzado con fibra de carbono, un material extremadamente resistente y ligero, al que luego se acoplan distintos paneles para las puertas, capós, etcétera.
El resto del vehículo, denominado módulo Drive, está hecho casi todo de aluminio, desde la enorme estructura central inferior donde van alojadas las baterías de iones de litio, hasta los elementos de suspensión y diferentes soportes. El resultado es un coche que apenas pesará 1.200 kilos, una cifra entre 250 y 350 kilos inferior a la de vehículos equivalentes.
BMW no se limitará a vender automóviles eléctricos, sino que su proyecto contempla toda una gama integral de servicios encaminada a facilitar la vida de aquellos conductores que opten por este tipo de modelos. Por ejemplo, han desarrollado un sistema compacto denominado Wallbox (caja de pared) que te instalan en casa y que permite distintos tipos de carga, incluyendo, si se quiere, módulos para utilizar energía solar.
También se ofrece una tarjeta para recargar en todas las estaciones públicas de los diversos países y el navegador del coche no sólo indicará los puntos más próximos, sino que permitirá reservar para un momento determinado o, incluso, como aparcamiento a largo plazo para quien no cuente con garaje propio.
Otro complemento interesante es la «Flexible mobility» un contrato que contempla la posibilidad de disponer de un modelo tradicional en ocasiones puntuales, como cuando se quiere hacer un viaje.
El soporte de la marca se completa con información instantánea transmitida al vehículo sobre el estado de la circulación, el cálculo de la autonomía en función del mismo, las alternativas de recorrido y la activación de un modo ECO si la situación es crítica para llegar al destino. Igualmente, en caso de quedarse sin batería hay un servicio de asistencia que se desplaza y se ocupa de recargarlas in situ.
Toda la estructura del coche se ha estudiado para que en un impacto las fuerzas se distribuyan por debajo de la carrocería. Esto es válido igualmente en los golpes laterales, donde unas piezas en forma de panal se ocupan de absorber la energía para dirigirla a las zonas de deformación programada.
Las baterías soportan unos 1.000 ciclos de recarga completa, lo que se traduce en 150.000 kilómetros, aproximadamente. Al final de su vida se pueden reutilizar en otros campos, como el almacenaje de energía estacionaria. El 95% de los componentes del vehículo también se pueden reciclar.
Gracias a la utilización de fibra de carbono y aluminio en la mayor parte del vehículo se han podido suprimir las cabinas de pinturas y las gigantescas y costosas prensas. Se han simplificado los robots y las técnicas de construcción, con lo que el tiempo necesario para fabricar un coche se reduce al 50%, idéntica proporción en la que queda la superficie de almacén.
La gran pregunta es si todo esto resultará rentable para una producción que, por el momento, no tendrá grandes números. En BMW afirman que se llevan invertidos 655 millones de euros en el proyecto y que ya están amortizados, gracias a las extraordinarias cuentas de resultados de estos últimos años, por lo que se ganará dinero desde la primera unidad del i3 que se ponga a la venta.
A día de hoy trabajan ya 3.000 empleados en la factoría de BMW i de Leipzig, en un solo turno.
Nacía así BMW i, un programa que no supone únicamente la implantación de coches eléctricos a gran escala, sino que va mucho más allá, al tener también como criterio prioritario lograr un proceso de producción lo más limpio posible en lo que se refiere a la utilización de los recursos energéticos.
A finales de este año se iniciará la comercialización del BMW i3, un modelo de propulsión eléctrica revolucionario , fabricado con materiales muy ligeros y pensado para cubrir las necesidades diarias de la inmensa mayoría de la población que vive y trabaja entorno a un núcleo urbano. La estructura de la carrocería, lo que llaman módulo Life, es de plástico reforzado con fibra de carbono, un material extremadamente resistente y ligero, al que luego se acoplan distintos paneles para las puertas, capós, etcétera.
El resto del vehículo, denominado módulo Drive, está hecho casi todo de aluminio, desde la enorme estructura central inferior donde van alojadas las baterías de iones de litio, hasta los elementos de suspensión y diferentes soportes. El resultado es un coche que apenas pesará 1.200 kilos, una cifra entre 250 y 350 kilos inferior a la de vehículos equivalentes.
BMW i3
Adaptado a las necesidades reales
Los motores eléctricos desarrollan una potencia de 125 kilowatios, que permiten al i3 acelerar de 0 a 100 km/h en 8 segundos, mientras que la autonomía estimada estará alrededor de los 160 kilómetros en tráfico urbano. BMW considera que esta cifra es más que suficiente, teniendo en cuenta que el usuario medio recorre unos 40 kilómetros al día y que el coche permanece estacionado 22 de las 24 horas.BMW no se limitará a vender automóviles eléctricos, sino que su proyecto contempla toda una gama integral de servicios encaminada a facilitar la vida de aquellos conductores que opten por este tipo de modelos. Por ejemplo, han desarrollado un sistema compacto denominado Wallbox (caja de pared) que te instalan en casa y que permite distintos tipos de carga, incluyendo, si se quiere, módulos para utilizar energía solar.
También se ofrece una tarjeta para recargar en todas las estaciones públicas de los diversos países y el navegador del coche no sólo indicará los puntos más próximos, sino que permitirá reservar para un momento determinado o, incluso, como aparcamiento a largo plazo para quien no cuente con garaje propio.
Otro complemento interesante es la «Flexible mobility» un contrato que contempla la posibilidad de disponer de un modelo tradicional en ocasiones puntuales, como cuando se quiere hacer un viaje.
El soporte de la marca se completa con información instantánea transmitida al vehículo sobre el estado de la circulación, el cálculo de la autonomía en función del mismo, las alternativas de recorrido y la activación de un modo ECO si la situación es crítica para llegar al destino. Igualmente, en caso de quedarse sin batería hay un servicio de asistencia que se desplaza y se ocupa de recargarlas in situ.
BMW i8
Seguridad y reparaciones
La seguridad activa y pasiva han sido cuidadas para asegurar los mismos niveles que con cualquier BMW. Robustas protecciones de aluminio hacen que la zona de las baterías sea prácticamente inexpugnable y, en caso de que se detecte un fallo, el software desconecta el módulo correspondiente y avisa para que se sustituya.Toda la estructura del coche se ha estudiado para que en un impacto las fuerzas se distribuyan por debajo de la carrocería. Esto es válido igualmente en los golpes laterales, donde unas piezas en forma de panal se ocupan de absorber la energía para dirigirla a las zonas de deformación programada.
Las baterías soportan unos 1.000 ciclos de recarga completa, lo que se traduce en 150.000 kilómetros, aproximadamente. Al final de su vida se pueden reutilizar en otros campos, como el almacenaje de energía estacionaria. El 95% de los componentes del vehículo también se pueden reciclar.
Producción sostenible
Y como decíamos al principio, la división BMW se ha planteado la sostenibilidad de una manera global, lo que implica que ya desde el primer paso del proceso productivo todo va encaminado a cuidar al máximo el medio ambiente. Por ello, la electricidad necesaria para que funcione la planta de Leipzig donde se van a construir los i3 e i8 procede de la energía eólica de cuatro inmensos aerogeneradores.Gracias a la utilización de fibra de carbono y aluminio en la mayor parte del vehículo se han podido suprimir las cabinas de pinturas y las gigantescas y costosas prensas. Se han simplificado los robots y las técnicas de construcción, con lo que el tiempo necesario para fabricar un coche se reduce al 50%, idéntica proporción en la que queda la superficie de almacén.
La gran pregunta es si todo esto resultará rentable para una producción que, por el momento, no tendrá grandes números. En BMW afirman que se llevan invertidos 655 millones de euros en el proyecto y que ya están amortizados, gracias a las extraordinarias cuentas de resultados de estos últimos años, por lo que se ganará dinero desde la primera unidad del i3 que se ponga a la venta.
A día de hoy trabajan ya 3.000 empleados en la factoría de BMW i de Leipzig, en un solo turno.